“Es necesario favorecer la armonía, el diálogo y la colaboración entre los diversos agentes de la educación. El papel de los padres es insustituible…”
El Papa Francisco.
Partiendo de esta afirmación, se puede dirimir la responsabilidad que encierra, para los padres, la elección de un centro educativo que sea una prolongación de la familia, el entorno donde se generan los primeros lazos entre niño y aprendizaje en valores. No es tarea fácil hacer esta elección. Los hijos son los tesoros más preciados, por tanto, su formación no puede abandonarse a la suerte o dejarla en manos de cualquiera.
No solo es importante aprender conocimientos, sino que también es necesaria una formación en valores para ser lo que somos y lo que queremos ser. Formar un alumno, ayudarle en el proceso de hacerse persona, requiere que tanto la familia como el colegio trabajen remando en la misma dirección, haciendo converger sus propios proyectos, el Proyecto del Centro y el de la Familia. Consciente o no, toda familia tiene su propio proyecto que necesita de una confluencia con el de la escuela: la experiencia nos dice que las dicotomías no ayudan a conseguir personas integradas, íntegras y felices que, en definitiva, es lo que todo padre y madre quieren para sus hijos.
Compartimos el pensamiento de la familia Hernández Pulido, para quienes el Centro es como una familia, el lugar donde sus hijos pueden encontrar la prolongación de su hogar. Y esta familiaridad llega a abarcar generaciones, como muestran las palabras de Francisca Delgado al final del vídeo, quien resalta la importancia de experiencias motivadoras que pervivan en el recuerdo y sean como ese bagaje al que podemos acudir, cuando necesitemos superar dificultades en la vida, o encontrar patrones para nuestra toma de decisiones: “Quiero para los míos lo que yo tuve”.
Cuando, después de un aprendizaje, los alumnos tienen que iniciar una nueva etapa y comenzar a caminar por sí mismos, la familia deberá estar preparada para dejarles partir, y también el colegio, con la seguridad de haberles dotado de un equipaje poco pesado, pero con todo lo necesario para poder asumir los nuevos retos a los que tendrán que hacer frente en la universidad y en su andadura adulta, una maleta en la que han ido recogiendo lo mejor de sí mismos y donde el Proyecto integral formativo del Centro les ha aportado los valores en los que su propia familia ha querido formarles.
Por eso, un aprendizaje no es únicamente llenar una maleta de contenidos curriculares, es también atender otros aspectos claves que complementan esta formación con el deporte, las actividades de aire libre, de compromiso social, de interioridad, y también con oportunidades de crecimiento personal, espacios abiertos de aprendizaje y vivencias, posibles gracias a la amplia oferta que desde el Centro hacemos junto con la Asociación de padres. Esta oferta es un criterio importante en la elección del Centro. Así nos lo recuerdan las familias Pozas Sánchez y Solano Huerga, cuando valoran cómo todas estas oportunidades educativas fomentan el compañerismo y el valor de compartir, en una socialización que se inicia en la etapa de Infantil y culmina en la adolescencia.
Dar calidad y calidez a un Centro, desde sus aulas, está en el ADN de educadores comprometidos, ellos son las piezas fundamentales de un Proyecto de Centro Innovador en sus metodologías, en la apuesta por la formación, la renovación continua y el compromiso con la Excelencia de sus docentes Todo un potencial humano, señalan las familias Serrano Velázquez y Gilete Velo, orientado al servicio de cada alumno, desde ópticas diferentes, pero con el mismo horizonte. Es la riqueza de un Proyecto de Centro que se vertebra tanto vertical como horizontalmente, y se orienta al logro de alumnos autónomos, que piensen creativa y críticamente por sí mismos, y puedan estar preparados para vivir y convivir en un mundo de pensamiento múltiple, diverso y volátil, donde la fortaleza, la flexibilidad mental y el confrontar con otros serán cualidades muy necesarias, pero también el poseer todo un acervo de fundamentos sólidos y una capacidad argumentativa que puedan dar solidez y seguridad a la propia vida.
Por todo ello en el colegio apostamos por la educación integral, las metodologías activas, el trabajo colaborativo y/o cooperativo, la excelencia académica y el compromiso con las familias.
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